Al día siguiente inicie la jornada un largo descenso hasta el valle de Austria rumbo a Innsbruck, al pasar por Solden me alegre de no haber llegado la noche anterior, Solden es la ciudad alpina mas comercial que haya visto, hoteles, bares, restaurantes, casinos y demás que hacen pensar si realmente se quiere tener “contacto con la naturaleza” en esos lados. Mi rodilla empezó a reclamarme la friega del día anterior cuando hacia subidas pero segui adelante. Me detuve a hacer un ajuste importante, me estaba quedando sin frenos, me tomo mas de lo pensado y nuevamente me encontré a medio día con 45C y varias horas por delante, menos mal que ahora era todo planito y fui tranquilo. Asi pues llegue a Innsbruck, famosa ciudad austriaca donde el turismo se hace presente. Ahí conocí a Marion, una chava austriaca que hablaba perfecto “mejicano” al haber pasado varios meses de voluntaria en Chiapas (a sus 18 años!), fue bueno hablar la lengua madre por un par de horas mientras que afuera se desencadenaba una fuerte tormenta que me hacia recordar los temporales Rioverdenses.
Aprendí que las vías de tren no consienten pendientes muy altas, así que seguir las carreteras que les estaban a flanco era una buena opción, siguiendo un par de direcciones sobre el camino me dirigí a Alemania, otro puerto tenia que pasar y mi rodilla empezaba a renegar pero seguimos. Después de un par de horas, y contrario a lo que pensaba, emprendía el descenso hasta pasar por la frontera a Alemania. Un simple cartel anunciaba mi meta principal, sin fronteras fui gustoso hasta Garmish-Parkiston, ciudad olímpica de los juegos de invierno del 1963 y donde tuve la fortuna de ser recibido por Pablo, un español que habia recorrido ya medio mundo en bicicleta, inmediatamente se convirtió en un héroe para mi, con una sencillez y humildad increíble, a pesar de su hazaña parecía mas interesado de saber de mi y México que en alardear sus travesía, de las cuales quería saber todo. Una noche tranquila en un bar y mucha platica cerraron el día.
Gracias a las recomendaciones de Pablo y a los “quejidos” de mi rodilla decidí no arriesgar una lesión y decidí cambiar mi ruta. El dia empezó un poco mas temprano y ligeramente fresco, tome el tren hasta el punto mas alto de la montaña (Seefeld) y después de esperar que pasara un temporal que bien “aplaco” el calor inicie un descenso por una carretera en la que aparentemente era prohibido para las bicis mas no veía otra opción y no veía la razón, después vi el por que; una escalofriante pendiente de 16%! Cuanto es eso? Suficiente para bajar mas rápido que los carros aun frenando todo el tiempo. Asi pues regresé a Innsbruck para preguntar como eran las tarifas o trenes hacia Italia y por alguna razón que no entiendo muy bien, mientras preguntaba conseguí un aventón hasta Brennero, de regreso a Italia y pensar que ese dia había amanecido en Alemania.
Gocé de mas bajada, por una pista para bicis mejor cuidada que la carretera, curiosamente no me encontré un solo ciclista en un par de horas y realmente disfrute esa tranquilidad. Las nubes de lluvia empezaron rápidamente a cubrir el cielo y temiendo por no llegar a un camping opté por repetir lo de la primera noche. Decidido desmonte mi carga y me adentre en el pequeño bosque al bordo del camino encontrando un buen lugar para montar la tienda, era algo temprano y pase el resto de la tarde leyendo, feliz de aquella quietud. La noche fue mucho mas viva con los estruendos de una tormenta que había visto venir. La tormenta ceso y con el goteo restante dormí.
El ultimo día de mi aventura fue como otros, fácil y tranquilo, con una larga bajada en donde poco a poco se veía el fin de aquellas espléndidas montañas y surgían de nuevos las ciudades, trafico y bullicio. Me dispuse a continuar hasta Bolzano donde podría tomar el tren a casa, el día fue largo pero admito que estaba cansado y con mas horas de sol de las que esperaba, el viaje asi como cada destino fue inolvidable, con muchas gratas sorpresas y momentos. Y mientras viajaba en tren con mi bici a flanco me preguntaba cuando seria la próxima vez que volvería a salir, a donde? Por cuanto?... el tiempo dirá, hasta entonces seguiré soñando.
Y me despido nuevamente con un merecido Video con una banda sonora que sonó un par de veces mientras andaba: